(Actualizado 1.5.2020, publicado originalmente 14.10.2015 . Actualizo esta entrada de hace unos años, porque estos días en estos días de interacción online forzosa con los alumnos puede venir bien.)

Nuestros alumnos no son nativos digitales: no es cierto que sepan emplear las nuevas tecnologías de manera innata y sin aprendizaje previo necesario; la mayoría no saben de manera intuitiva cómo utilizar la tecnología en el contexto académico (cómo comunicarse con los profesores a través de emails, mensajes en plataformas educativas, cómo utilizar las herramientas para entregar trabajos o crear productos para proyectos…) Todo lleva una curva de aprendizaje, igual que la hemos tenido nosotros mismos. Del mismo modo, cuando utilizamos herramientas informáticas con los alumnos, vemos que también es preciso trabajar con ellos, entre otras cosas, la comunicación escrita a través de medios digitales. Voy a centrar mis ejemplos en el caso de inglés, porque es el que me hizo reflexionar, pero entiendo que se podría aplicar a cualquier lengua propia o extranjera.

Muchas veces las relaciones de poder, o simplemente de respeto a los roles entre profesor y alumno quedan muy desdibujadas, sobre todo en la comunicación oral.  Dentro de un clima de buena relación entre profesores y alumnos, incluso respetando la figura del maestro, estaréis de acuerdo conmigo en que, aunque nos llamen “profesor”, o “teacher”, o por nuestro nombre, los alumnos nos suelen tratar como si fuéramos compañeros suyos, amigos, familia…(el tutearnos, usar interjecciones, expresiones coloquiales…). No me estoy metiendo con eso, ni quiero entrar en un debate sobre la autoridad del profesorado. La cordialidad y la espontaneidad se pueden tomar como algo positivo, que ayude a reducir el “filtro afectivo”, como diría Krashen, y ayudarles en su aprendizaje.

Sin embargo, durante mis últimos cursos en el aula de secundaria me fui dando cuenta de que los alumnos suelen tener problemas para modificar ese nivel coloquial oral por otro algo más formal cuando se dirigen a nosotros por escrito. Y me sorprendía que en sus correos, por lo general, no había estructura: empezaban, como si de una obra épica se tratase, in medias res: sin saludo, introducción, ni contexto…ya entenderás tú de qué va mi pregunta. Bien podrían haber sido mensajes de WhatsApp, en lugar de correos electrónicos; o bien, si tenían que enviarme algún archivo adjunto, podían enviarme el mensaje en blanco. Admito 100% mi culpa: caí tarde en la cuenta de que debería haber trabajado unas mínimas convenciones para enviar correos electrónicos, no diría “formales”, pero sí con cierta formalidad, ayudándoles con writing frames adecuados a su nivel, por ejemplo. O no haber admitido correos 100% en español, sin que ni siquiera hubieran intentado escribir algo en inglés. Mea culpa.

Ejemplos reales:

mail A

mail B

Intentando enmendar mis errores para el futuro, se me ocurre que les daría, para empezar, estas pautas:

  1. Que escriban el mensaje en inglés, como puedan dentro de su nivel de competencia, o al menos todo lo que puedan.
  2. En el caso de que los alumnos tengan cuentas corporativas del centro, lo lógico sería que utilizaran esa cuenta. Si no, se les puede recomendar que no usen cuentas con nombres poco adecuados para el entorno escolar, sino que se hagan una más “seria”. Por ejemplo, “isabelmartinez1F@gmail.com” mejor que “lizzyprezziosi@gmail.com” o “destroyenator666@hotmail.com”.
  3. En el asunto del mensaje debería haber un resumen breve del motivo de su mensaje (de paso, practicamos la capacidad de síntesis). Por ejemplo, “Question about exercise on weather vocabulary”.
  4. Debería haber un comienzo (más formal ‘Dear Natalia,’, o si es lo habitual, algo más informal  como ‘Hi, Natalia,’), y una despedida clara (por ejemplo, ‘Regards’/’Best regards’). [H/T S.F]
  5. Tienen que utilizar puntos, comas, puntos y comas… como haríamos en una redacción. También como en una redacción, debería haber tantos párrafos como ideas se quieran expresar.  (Podéis encontrar un punctuation display aquí)
  6. En la “Netiqueta”, el uso de mayúsculas en toda la oración / todo el mensaje implica que se está enfadado, así que no se deberían usar en los mensajes que nos envíen.
  7. Los mensajes se deberían firmar con nombre y apellido, y clase (o por lo menos, nombre, si el nombre completo aparece en la cuenta de correo). Si no se usan cuentas corporativas del centro, este último punto es fundamental, para poder identificar claramente al remitente.
  8. No debería haber abreviaturas, o expresiones coloquiales. ¿Emoticonos? A gusto del profesor, igual tampoco son muy recomendables, pero…
  9. Se debería revisar la ortografía, y la corrección morfosintáctica.

Tampoco estaría de más que estas convenciones se trabajaran a nivel de centro, o que se llegaran a acuerdos, por ejemplo, dentro de la sección bilingüe, si la hay.

Esto también podría servir para comentarios dentro de plataformas (Google Classroom, Edmodo…).

Por último, y del mismo modo, los docentes también tenemos que aprender que no se puede ser teleteacher 24/7: hay que establecer horarios claros, para que no nos dediquemos al teletrabajo y la teledocencia around the clock.

Un resumen de estas ideas está en esta infografía (inglés). Se puede descargar en pdf haciendo click en las imágenes:

 

Esto es lo que les escribí en su día a mis alumnos (incluye modelos de emails ‘correctos’): https://natalialzam.wordpress.com/2017/03/10/how-to-write-an-email-to-your-teacher-guidelines-for-students/

Más ideas:

¿Tenéis ya ciertos “protocolos” para la comunicación escrita entre profesores y alumnos a través de email, plataformas…? ¿Queréis compartirlos? Podéis dejar un comentario entrando en la entrada completa, al final de la entrada. 

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